domingo, 29 de mayo de 2011

Y DESPUES QUE?

Hay veces que escuchar a tu conciencia es la mejor opción.

Solo a veces.

Mis ánimos no podían estar más altos, fue uno de esos días en que los planetas se alinearon, no hubo trafico para llegar a la chamba, el portero me reconoció, y por ende ya no tenía que decirle por enésima vez que trabajaba ahí, y además mi jefe no me grito, ese día lo pajarillos cantaban, el cielo era azul y nada podía salir mal.

Después de una mañana bastante agradable y luego de hacer todos mis quehaceres oficinisticos me di cuenta que ya era hora del almuerzo, mi tripa me lo recordaba, entonces para celebrar el buen día decidí ir a uno de mis restaurantes favoritos a regalarme una rica lasaña que hace mucho no comía y hace tanto extraña. Ese día fui por lasaña y regrese con muchas dudas, que más que dudas fueron ganas de llamar a alguien.

Cuando me disponía a entrar al restaurant San Antonio, ahí en la calle Santa Marta, para disfrutar mi rica lasaña me sorprendí a ver a alguien. Era Claudia, una hermosa chica con la cual estuve saliendo un tiempo atrás. ¿y por que la oración esta en tiempo pasado? Bueno, esto fue lo que paso.

Claudia es una de las chicas más bellas que he visto en mi vida, es alta, tez clara, unos ojazos inmensos de color caramelo, una sonrisa preciosa, pero sobretodo, tiene un cuerpo perfecto, dirán que soy un mañoso superficial, pues tal vez tengan razón. Y por esas cosas extrañas que pasan en esta vida, como la desaparición de los Mayas, el misterio de Roswell, el asesinato de John Lennon, etc. Yo, le gusté.

La seuda relación que tuve con ella fue sumamente extraña. Al principio el interés era mutuo, al principio como a los primeros 25 minutos, luego su interés fue decayendo geométricamente, pero como era tremenda belleza yo no podía permitir que eso sucediera, así que empecé a utilizar todas mis más secretas artimañas para poder conservar su interés en mí. La llamaba, la buscaba a la universidad, la invitaba a comer, etc, etc. Ella me decía que lo pasaba genial conmigo, cuando estábamos juntos era bastante cariñosa y expresaba continuamente su comodidad a mi lado, también no faltaban esos besos tan fugaces y delincuenciales cuando uno está en esa etapa previa a la formalidad (una formalidad que en mi caso nunca llego). Pero después de cada tan buena velada que teníamos, los días siguientes era de ausencia total, no llamaba, no respondía los mensajes de texto, ni tampoco le ponía “me gusta” a las cosas bonitas que le ponía en su muro de Facebook. ¿Incongruencia sentimental?

Luego de pasar varias semanas en este plan de frio-caliente/jale-tire/dame que te doy que te sigo dando, es que me decidí en adoptar su misma actitud de indiferencia, y la verdad no me causo gran dificultad, milagrosamente me resulto bastante fácil dejarla de pensar y cortar la producción de mensajitos que le enviaba. Los días pasaban y la capacidad de no pensar en ella se hacía cada vez más grande, era un dominio total de mis sentimientos, y es que la verdad y aquí entre nos, además de ser bonita, pues muy interesante no era, constante en sus emisiones afectivas tampoco, así que pienso que fue por eso que fue, en cierta parte, fácil apartarla de mi vida sentimental.

Después de una semana de indiferencia de mi parte ella reacciono. Ahora era ella era la que llamaba, la que mandaba mensajitos, la que ponía cursilerías en mi Facebook, etc etc. Y yo, con el ego hecho un globo aerostático. Pero más allá de eso, yo no sentía nada más, creo que la indiferencia se me fue de las manos y termine por olvidarla más rápido de lo que pensé, es que tal vez no había verdadera química entre los dos, es que tal vez la belleza no lo es todo, o tal vez no éramos el uno para el otro, y yo debía dirigir mis sentimientos hacia alguien con quien compartía mas intereses en común, tal vez comprendí que no todo es superficial y que hay que ver mas allá del físico, en verdad lo comprendí.

Y 3 minutos después no lo quise comprender mas, así que la llame y volvimos a salir por unas cuantas semanas más, y al final de estas paso lo que tenía que pasar, nos dimos cuenta los dos que eso ya no iba, que en verdad jamás tuvimos química y que a pesar que nos gustábamos físicamente no podíamos forzar la relación. Nos despedimos con un largo beso y abrazo con sabor a que estábamos cometiendo un error.

Luego de la despedida no la volví a ver, hasta ese día, el día que los pajarillos cantaban y el cielo era azul, hasta el día de la lasaña; la vi tan hermosa como siempre fue, llevaba una falda larga blanca que jugaba al ritmo de sus caderas, llevaba una blusa también blanca con los hombros descubiertos, era una amalgama perfecta entre fineza y sensualidad, tenía el cabello recogido en una cola que dejaba ver su largo y delgado cuello donde tanto le busque, era simplemente como ver a un ángel caminar. Por un momento se me paso por la cabeza alcanzarla  y saludarla, pero que le diría? Para que propiciar algún encuentro? Que ganaría o que perdería? Con todo el tiempo que llevo mi indecisión ella desapareció del paisaje, una vez más.

Ese día no almorcé solo, almorcé con la palabra “Hubiera” a mi lado. ¿Qué hubiera pasado si la saludaba? ¿Se hubiera acordado de mí? ¿Hubiera sido bueno? Un millón de preguntas bombardeaban mi cabeza, y con mi cabeza hecha Hiroshima me regrese a la chamba.

El día no había terminado, aun tenía un millón de reportes que hacer, pero la idea de conversar con ella no se me salía de la cabeza, la verdad lo que no se me salía de la cabeza era haberla visto tan bella, y pensar que yo pude haberla tenido, me empecé a preguntar, que fue lo que impidió realmente que nosotros siguiéramos juntos, en verdad su belleza me obnubiló. No aguante más y la llame.

-alo Claudia?- con inseguridad le pregunte.
-si? Alo? Con quien hablo?
-no me reconoces? Que mal? De seguro ya me olvidaste, así son las mujeres, les das los mejores años de tu vida y así te pagan- trate de bromear un poco, tal vez así me reconocería.
-la verdad no te reconozco, si no me dices tu nombre voy a colgar- muy seria me dijo, así que tuve que abandonar a mi estrategia de cómico ambulante y ponerme serio.
- no me cuelgues, es que las llamadas a larga distancia me salen muy caras y más aun si son interplanetarias.
- espera, ***** eres tu? - me reconoció!
-si, como estas?
-sorprendida, y mucho, a que se debe tu llamada?
- bueno, solo quería saber cómo estabas, me acorde de ti y decidí llamarte, no te molesta no?
- no, no para nada, es más me gusto el detalle, no sé porque pero me gusto escuchar tu voz una vez mas
-si, a mí también me ha gustado escucharte, y dime, que has hecho todo este tiempo?
- ahí todo bien, te cuento que me metí a hacer una especialidad, esta algo difícil pero me gusta, hey en verdad me gusto que me llamaras
-si, después de tiempo que hablamos-

La conversación no salió de un saludo muy protocolar, donde se manifestó repetidamente el agrado de ambas partes por haber recuperado un poco de contacto, nos despedimos sin la promesa de volver a hablar, ni mucho menos de vernos.

Puedo decir que me muero de ganas de buscarla, de salir juntos y de besarla incansablemente como ya se nos había hecho ley, y más aun con su manifestación tan clara de que le gustó que la llamase, pero hay algo que me dice que no lo haga.

La espero a la salida de sus clases, ella sale tan bella como siempre, me saluda con un beso largo en la mejilla y me sonríe mientras me mira a los ojos, vamos a caminar por el centro, tomamos un café, conversamos de cómo nos ha ido este tiempo, tomamos un taxi, la dejo en la puerta de su casa, ambos nos ponemos nerviosos al saber que se termina la noche, le agarro la mano, la acerco a mí, la  tomo por la cintura, su breve cintura, respiro su dulce aroma, siento casi el magnetismo que emanan sus labios y disfruto, una vez más, sus apasionados labios, es un beso tan furtivo e innecesario como todo el preámbulo que le dimos, nos vemos a los ojos … y después qué?

1 comentario:

  1. Ya van como dos meses de revisar en vano este blog maldito, da señales de vida imperfecto, te extraño, bueno, a vos no, a tu obra ESCRIBE PARA MÍ.

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